J.S. Sansano

«La Patética Tragicomedia del Hombre Moderno», por Pablo de Ruedas

El cómo llegué a interesarme por un autor, aún no tan reconocido como debería, es curioso. Vi un anuncio de su libro en el Facebook de Círculo Rojo, me llamó la atención el título y, tras leer un par de textos suyos —en su blog, porquelossilencios.blogspot.com, incluso el de su biografía de Insta—, el carácter cínico y espontáneo de su escritura me atrajo de inmediato. En cierto aspecto, me sentí identificado con él —por un lado, formamos parte de la misma editorial; por otro, la óptica con la que observamos el mundo tiene graduaciones diferentes, pero parece enfocada en la misma dirección—. Necesitaba leer algo así. Cuando el ejemplar llegó a mi casa, lo admito, me sorprendió que fuese tan fino.

Luego lo lamentaría porque realmente me quedé con ganas de más.

la patética tragicomedia del hombre moderno jssansano

La historia nos presenta a un protagonista repulsivo, muy característico en el Realismo Sucio. Un representante del fracaso, pero tan bien construido que, además de afianzar su condición de perdedor a base de consumar hechos, convence y engancha con su carisma. Como un traje a medida para el personaje, sus divagaciones resultan atractivas por la elocuencia con la que se exponen. Incluso cuesta no asentir ante algunas de sus condenas hacia la humanidad o la sociedad.

La narración es fluida e inmersiva, el libro se acaba de una sentada. Con escenas desquiciadas e intensas que te obligan a seguir leyendo hasta el siguiente contrapunto que las resuelva; y en más de una ocasión, el resultado suele ser descorazonador.

La historia te arrastra con una opresión seductora hasta lo más bajo para ponerte a la altura moral de su protagonista. Me recuerda un poco a la película de Shia LaBeouf, «La Necesaria Muerte de Charlie Countryman», con su particular «descenso a los infiernos» en poco tiempo, aunque de Ruedas se mueva dentro de un espectro menos luminoso y más cotidiano, vulgar. La odisea de un fracaso anunciado con tintes derrotistas que no lleva a ningún lado es, a fin de cuentas, un género en sí mismo, que entretiene y, lo más sorprendente, da pa lección vital. Y no es la que enuncia de forma incansable su protagonista, si no la que se resuelve del trabajo realizado por el autor con esta novela.

Es un libro muy corto, pero está repleto, cada línea exprime al máximo la información para conseguir el mejor resultado. Dando pie a grandes reflexiones mordaces sobre la vida, la sociedad y el ser humano, de labios de un borracho —su protagonista— que nos hace bajar de los estantes más altos —en el que nos consideremos cada uno— para ponernos de rodillas a su lado e intentar hacernos probar el sabor de tocar fondo.

«Somos tres tipos completamente borrachos, ¿por qué no estamos hablando de follar? ¿En qué momento el instinto de supervivencia primario pasó a un segundo plano? Tengo la sensación de que llevo viviendo en una cueva demasiado tiempo».

«Me imagino que la gente estudio psicología para educarnos a nosotros los adultos. Es la única forma de que las generaciones venideras sean educadas».

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En conclusión.

Tanto si tienes mucho tiempo libre como si no, vale la pena leerlo. Nuestro mundo se construye de este tipo de historias, es triste que no les concedamos el valor que se merecen. Llegar al final y no extraer una conclusión de la trama, denota que aún no has vivido lo suficiente.

Así que terminaré diciendo: En fin, ¿qué coño sabré yo de hacer reseñas? Supongo que lo mismo que de escribir. Pero, al menos, sí sé reconocer cuando un autor me hace disfrutar con una buena lectura.