El título de este libro lo describe como una «biografía», pero yo diría que va un paso más allá en ese aspecto. O, tal vez, un paso atrás.
A grandes rasgos, el libro narra la «historia» de un tal David Robert Haywood Jones —no se me asusten—, mejor conocido como David Bowie. Digo «historia» y no «vida» porque la obra se plantea como una ficción basada en la vida del artista, con sus licencias poéticas y artísticas, siendo rigurosa toda la documentación que enmarca los hechos de su trayectoria vital.
La ficción más considerable recae sobre la narración, escrito en 1ª persona por un Bowie resucitado —la tan ansiada autobiografía que muchos fans deseábamos que hubiera dejado escrita—. Es difícil saber lo que pasaría por la mente de un personaje tan complejo, pero resulta un acercamiento creíble, y ameno, que genera una ilusión de empatía con la que consigue hacernos vibrar, casi hasta quebrarnos en las últimas páginas.
El resultado, más allá del divulgativo, es emocional.
Con un ritmo endiablado —quizás demasiado para los que disfrutamos rebañando cada renglón—, la obra nos lleva del punto A, al punto Z de su vida. Nos cuenta lo básico de una trayectoria personal y artística repleta de grandes momentos, con ese amor palpable hacia el personaje, retratando la plasticidad de su imaginación, dando pie a introspecciones maravillosas sobre lo que pudo pensar en determinadas ocasiones, basándose en las declaraciones de las entrevistas de la época, que pudieron ser tergiversadas o malversadas —como en el caso del saludo nazi desde el descapotable a la vuelta de su expedición a la cultura afroamericana en los Estados Unidos—.
Todo esto resulta en un complemento indispensable para los que hayan leído alguna que otra biografía del icono musical. Además de aportar un soplo de aire fresco y creativo a este tipo de trabajos. Con el acompañamiento de las hermosas ilustraciones de María Hesse.
En conclusión, la obra logra su objetivo. Siendo una primera incursión, amable y emotiva, a la vida del artista, ideal para los que no estén habituados a leer biografías tradicionales.
Quizás no fuese su objetivo, pero se echa en falta profundidad en algunos aspectos, como en aquellos que proponían explorar la repercusión de su obra en momentos específicos de su carrera. Como en «Blackstar», con toda la mitología que surgió alrededor del álbum, su simbología, sus videoclips, sus letras…
En cierto modo, si Bowie pudiera ser un libro, seguro que sería uno de ficción. Con cientos de personajes excéntricos y giros enrevesados en sus tramas. Por eso creo que el libro le hace justicia. Al menos, en su parte más teatral.